Sombras de una revolución

Hace mucho que no camino por este boulevard. En este tiempo, hemos asistido al despertar del pueblo español y a su materialización en la "spanishrevolution". Nuevos ecos provenientes de diferentes partes del territorio español se vuelven a concentrar hoy en la puerta del Sol para seguir mostrando su indignación. A lo largo de todo el peregrinaje del 15-M, muchas han sido las conciencias que han abierto los ojos para expresar el hartazgo de la virtualidad existente en nuestro sistema y su contraste con la cruda realidad.

En un primer momento, no pude dejar de admirar ese despertar y esa única voz que se oída desde Sol, anhelando un nuevo mundo más justo y, sobre todo, alertando a nuestros representantes de que sus actuaciones no iban a quedar más impunes, pues el pueblo detrás, vigilante, lucharía por denunciar todas las arbitrariedades e injusticias.

Sin embargo, este movimiento teniendo como elemento fuerza su heterogeneidad, integrando a ciudadanos de todas las edades y condición, ha tenido que luchar con su principal problema que es el mismo que la virtud, aquí comentada. Ese hecho ha impedido que surgiera con más fuerza y que algunos de los que en un principio lo apoyaban se hayan retirado de la lucha. La idea de no tener una única cabeza visible es comprensible desde el punto de vista de la formación del movimiento pero es un error desde el punto de vista estratégico. Aunque no me guste hablar en estos términos, si un movimiento de estas características quiere ser fuerte debe coordinarse verticalmente. Ya sé que la utilización de este orden es un hándicap que se pretende evitar, pero es la única forma de articular un movimiento tan amplio y conseguir que su labor sea eficaz. De esta manera, los ciudadanos tendrían más claro cuál es la dirección del movimiento.

                                             

Por otro lado, las asambleas que existen en los barrios me merecen la siguiente reflexión. Como ejercicio de debate democrático me parece excelente, me encanta ver al pueblo implicado en las cuestiones políticas. Sin embargo, como ejercicio eficaz para llegar a un resultado me parece totalmente inviable. Tras haber asistido a varias asambleas, el ritmo del debate es muy lento, pues no sólo se debaten las medidas sino que se intenta realizar una labor pedagógica que retrasa el objetivo final. Es un hecho que merece toda mi admiración, pero me resulta ineficaz como arma política. Por otro lado, aunque a las asambleas va la gente que está implicada, si al final salieran esas medidas, gran parte de la ciudadanía no estaría representada. Soy consciente de la envergadura de la tarea que se pretende realizar, pero si se habla de "democraciarealya" se debe evitar caer en ese vacío de representación. Cuando oigo hablar de este movimiento, las posturas que se sitúan en contra siempre hacen referencia a la misma idea: "el 15M no nos representa". La frase "no nos representan" es un arma de doble filo, de la misma manera que sirve para atacar al Parlamento también se puede volver en contra del movimiento. Espero que el referéndum que se pretende hacer en octubre sirva para implicar más a la población y aclarar posturas.

Educar a la ciudadanía en cuestiones políticas me parece una tarea indispensable, pero querer hacerlo en las asambleas significa paralizar el camino de este movimiento. Aunque hay muchas cosas para debatir, existen varios puntos muy claros: listas abiertas y repensar el mandato representativo pidiendo responsabilidad a nuestros representantes. El cambio de la ley electoral me parece clave pero creo que exige un debate mayor ante las dispares consecuencias que puede producir.

                                             

Estas palabras son simples reflexiones de lo que ha ido ocurriendo durante este tiempo. Mi mayor deseo es que este movimiento no se desvanezca. Para que los políticos lo tomen en serio es necesario dominar la agenda mediática para que no se hable sobre el movimiento 15M sino para que se hable de las medidas que se pretenden llevar a cabo. Ésa es la clave. La decisión que se tomó en un primer momento de no hablar o evitar a ciertos medios, me pareció una equivocación. Nos guste o no los medios crean la realidad existente, si rechazamos interactuar con ellos sólo perjudica al movimiento. Lo importante es intentar que en la agenda mediática se hable de las listas abiertas para de esa manera obligar a los políticos a hablar del tema. Espero que en el futuro esta ilusión no sean sólo voces y palabras sino realidades.