Curiosidades rusas: barcos de color carmín y "árboles para la eternidad"

En el discurrir por las calles de las dos principales ciudades rusas, la literatura siempre está presente en sus plazas y avenidas. La casa de Dovstoievski puede ser visitada en San Petersburgo, mientras que la residencia de Tolstoi se encuentra en Moscú. Ésta última se trata de una casa noble rusa con un bello jardín, con habitaciones de techos bajos y un gran salón de techos altos donde se celebraban importantes veladas literarias y musicales. Pero si estos autores están presentes en las calles de estas dos ciudades rusas, el literato que aparece casi en cada esquina y en cada rincón y en cuyo museo se está celebrando ahora una exposición de Dalí, es Pushkin. El palacio de Catalina se encuentra en la localidad donde este autor estudiaba y por ello, dicho lugar es conocido con su nombre. He perdido la cuenta de las innumerables esculturas situadas en las diferentes plazas y calles tanto de San Petersburgo como de Moscú en la que aparecía la figura del escritor. No sé si es influencia del aura romántica que impregna la literatura pero la verdad es que desde el primer en día que aterricé en tierras rusas me sorprendió la cantidad de personas que portaban ramos de flores por las calles. En un día fácilmente se podría ver a 15 ó 20 personas con ramos de flores, especialmente en San Petersburgo. Es justo en esta ciudad en la que tras finalizar el curso escolar se celebra la fiesta del barco de color carmín. Se dice que en tiempos pasados una bella muchacha creyó que su enamorado vendría a buscarla a través de los puentes de San Petersburgo. Un joven universitario se enteró de su deseo y en cuanto ahorró el dinero suficiente adquirió un barquito y le pintó las velas de dicho color. Así cada año, se sigue recordando esa leyenda. En el momento en que los puentes comienzan a hablar el barco aparece ante el júbilo de todos los espectadores que lo esperan.

Vista de uno de los numerosos puentes de San Petersburgo

Este romanticismo se refleja en Moscú en lo que yo he denominado "árboles para la eternidad". En muchas ciudades españolas los puentes se llenan de candados con el nombre de los enamorados, que en gran cantidad de ocasiones, producen un daño en el puente. Por mucho que lo intentaban prohibir, siempre se volvía a reproducir el mismo fenómeno. Pues bien, en Moscú han encontrado la solución perfecta. A sabiendas de que prohibirlo sería inútil crearon a lo largo del puente una serie de árboles de hierro con muchas ramificaciones donde los enamorados pueden depositar sus candados. Este hecho produce una bella y curiosa vista en el puente y no provoca ningún perjuicio en las barandillas de los mismos. Los candados que se pueden encontrar adquieren todo tipo de formas y colores. No sé si la multiplicidad de formas derivó tras la creación de estos árboles o si previamente existía tal industria de los candados, pues la verdad, estas creaciones constituyen un gran negocio. Siempre tuve a París como la referencia de la ciudad romántica por excelencia pero ahora tengo mis dudas, las vistas de estas dos ciudades, especialmente San Petersburgo, y el ambiente que se respira en sus calles son muestras que, desde mi punto de vista, esta titularidad debe ser pasada a la Venecia del Norte que se abre al golfo de Finlandia con sus más de doscientos puentes. Para comprobarlo, sólo hay que vivirlo.

 

 Diferentes vistas de los "árboles de la eternidad"